La FSO conquista Madrid con Toon Story: un viaje sinfónico por los recuerdos animados de toda una generación

El pasado 10 de octubre, el Auditorio Nacional se transformó en un parque temático para la nostalgia. Allí, la Film Symphony Orchestra —dirigida por el incombustible Constantino Martínez-Orts— estrenó Toon Story, un espectáculo que mezcla técnica, emoción y un sentido del humor muy de dibujos animados. Lo que podría haber sido un simple concierto familiar se convirtió en una declaración de amor al cine de animación: un viaje orquestal que hizo vibrar a grandes y pequeños por igual.

Desde el primer acorde quedó claro que no estábamos ante un show cualquiera. Toon Story es un despliegue de precisión musical y energía escénica que transforma la música animada en pura emoción colectiva. La FSO no solo interpreta; traduce el alma de las películas en sonido, y consigue que el público reviva en directo los momentos que marcaron su infancia (y, por qué no decirlo, su vida adulta también).

🎼 Cuando la animación tiene corazón sinfónico

La animación siempre ha tenido algo de magia alquímica: imágenes que se mueven gracias al pulso invisible de la música. Sin una gran banda sonora, ni Mickey bailaría, ni Chihiro lloraría, ni los dragones surcarían el cielo. Toon Story lo entiende a la perfección: cada nota es un trazo, cada crescendo una pincelada emocional. La orquesta reivindica que la música de animación no es un género menor, sino una forma de arte total, donde lo visual y lo sonoro son una sola criatura fantástica.

Martínez-Orts, con su estilo habitual —mezcla de genio y showman—, introduce cada pieza con comentarios entre lo didáctico y lo cercano. Habla de cine, de historia, de acordes imposibles… y el público responde con carcajadas, suspiros y aplausos. El tipo no solo dirige: te lleva de la mano por una montaña rusa de recuerdos.

✨ Un repertorio que toca la fibra (y el alma friki)

La selección musical es un festín. Desde la frescura de Ice Age, con su humor glacial, hasta la oscuridad juguetona de Pesadilla antes de Navidad —puro Danny Elfman en estado salvaje—, pasando por la delicadeza de Anastasia, la épica de Cómo entrenar a tu dragón o la energía endiablada de Tom & Jerry at MGM. Todo interpretado con una precisión quirúrgica y una pasión contagiosa.

Las voces en directo de Anaís Sancruz y Toni Dublet añadieron la guinda emocional, recreando dúos inolvidables sin robarle protagonismo a la orquesta. Y es que ese es uno de los mayores logros de la FSO: hacer que lo espectacular no eclipse lo sensible, que la grandeza sonora siga latiendo con humanidad.

🎻 La magia según la FSO

Toon Story confirma lo que ya sabíamos: la Film Symphony Orchestra no solo toca música de cine, la vive, la interpreta y la comparte como un ritual colectivo. Lo suyo no es un concierto, es una experiencia cinematográfica sin pantalla. Una celebración del poder que tiene la música para hacernos sentir parte de una historia, incluso cuando solo hay luces, instrumentos y un director que parece salido de un cuento animado.

Madrid se rindió ante la magia del cine… y una orquesta que, una vez más, demostró que los recuerdos también pueden tener banda sonora en directo.