Gran Casting
Hay quienes sueñan con subirse a un escenario y quienes, sin saberlo todavía, están hechos para habitarlo. Para moverse en él, para contar historias con el cuerpo, la voz y la mirada. En ese territorio entre el sueño y la vocación es donde Puy du Fou España vuelve a lanzar su gran llamada a filas: un casting abierto para la temporada 2026 que no busca solo artistas, sino personas dispuestas a formar parte de algo más grande que ellas mismas.
Porque en Puy du Fou no se entra únicamente a trabajar. Se entra a dar vida a la Historia. A encarnar personajes que no existen ya, pero que siguen latiendo en la memoria colectiva. Reyes, campesinos, soldados, poetas, héroes anónimos. Figuras que no se interpretan desde la distancia, sino desde la emoción y el compromiso.
El proceso que se abre ahora no es un casting convencional de esos en los que todo se reduce a un minuto cronometrado y una mirada de juicio rápido. Aquí el enfoque es distinto. Se busca talento, sí, pero también actitud, curiosidad y ganas de aprender. Personas polivalentes, capaces de bailar, interpretar, moverse, combatir escénicamente o volar por los aires… y, sobre todo, de crecer dentro de un proyecto que no deja de evolucionar.
Quien se presenta a este casting no lo hace para demostrar que ya lo sabe todo, sino para mostrar qué puede llegar a ser. Y esa diferencia lo cambia todo. El propio proceso está diseñado como una experiencia en sí misma: un recorrido físico y artístico donde el cuerpo entra en calor, la adrenalina sube y las disciplinas se encadenan unas con otras. Agilidad, acrobacia, combate escénico, danza e interpretación se suceden no como pruebas aisladas, sino como partes de un mismo lenguaje narrativo.
No es casualidad. En Puy du Fou los espectáculos funcionan como grandes relatos en movimiento, donde cada gesto importa y cada cuerpo cuenta algo. Por eso el casting no busca especialistas encerrados en una sola disciplina, sino intérpretes completos o, al menos, intérpretes en potencia. Gente capaz de aprender a empuñar una espada aunque nunca lo haya hecho. Bailarines que descubren la interpretación. Actores que aprenden a moverse como atletas. El talento se pule, se entrena y se transforma.
Hay algo profundamente honesto en esta manera de entender la selección artística. Se valora la técnica, claro, pero se pone el foco en la disposición, en la capacidad de escucha y en el compromiso con el proyecto. No se trata de brillar en solitario, sino de formar parte de un engranaje escénico enorme, donde cada intérprete suma para crear una experiencia que emociona a millones de personas cada temporada.
Quienes superan las primeras fases acceden a una entrevista personal donde conocen de verdad qué es Puy du Fou España. No solo como parque, sino como idea. Como lugar donde el espectáculo se pone al servicio de la Historia y no al revés. Donde el entrenamiento y la formación continua son pilares fundamentales. Donde se invierte tiempo en las personas porque se entiende que el resultado final depende de ellas.
Este casting llega, además, en un momento clave. El parque no deja de crecer, de ampliar sus espectáculos y de incorporar nuevas historias a su universo escénico. Eso implica nuevos personajes, nuevos retos físicos y artísticos, y nuevas oportunidades para quienes sueñan con dedicarse a las artes escénicas desde un lugar poco convencional, pero profundamente estimulante.
Hay algo muy poderoso en la idea de que alguien pueda empezar presentándose a este casting y, meses después, estar sobre un escenario dando vida a un episodio de la Historia ante miles de espectadores. De que un entrenamiento intenso, exigente y emocional termine traduciéndose en un aplauso colectivo al caer la noche. De que el esfuerzo personal se convierta en emoción compartida.
Puy du Fou España vuelve así a abrir sus puertas no solo al público, sino también a quienes quieren estar al otro lado, formando parte del relato. A quienes entienden el escenario como un lugar de verdad, de entrega y de trabajo constante. A quienes no buscan un papel, sino un viaje.